Allá por la década de los ’70, los sintetizadores análogos comenzaban a ser descubiertos por los músicos para generar nuevos y desconocidos sonidos, funcionando a través de osciladores estimulados por impulsos eléctricos. Más tarde, llegaron los sintetizadores digitales, desordenando el panorama y planteando el siguiente problema: ¿cómo controlamos estos sintetizadores, sean análogos o digitales, utilizando una misma clase de instrucciones?
Así, un día como hoy hace exactamente 30 años atrás, ocurrió algo en la historia de la computación e informática que de verdad cambió el mundo: diversas compañías como Roland, Yamaha, Korg y Kawai, entre varias otras, se pusieron de acuerdo y comenzaron a discutir la implementación de un protocolo llamado Universal Synthesizer Interface para solucionar el problema, el que se trabajó durante dos años para luego convertirse en el protocolo MIDI (Musical Instrument Digital Interface). Un ejemplo de colaboración en la industria que pocas veces se ha repetido en la historia.
¿Qué es MIDI? Básicamente, el lenguaje digital que se habla entre dispositivos musicales electrónicos para transmitir información de la nota que se toca en un teclado, su duración en tiempo, velocidad y otros parámetros de control. Hoy en día, y pese a tener treinta años de antigüedad, sigue siendo el estándar mundial para controlar toda clase de sintetizadores análogos, digitales y virtuales, siendo la base para la producción de música contemporánea en la actualidad. Si suena en la radio, seguramente hay algo de MIDI de por medio. Y pese a que recién ahora están apareciendo alternativas más flexibles como Open Sound Control (OSC) para reemplazarlo, será muy difícil que eso ocurra en el corto plazo. Larga vida al MIDI.
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