¿Alguien ya vió lo que va de corrido de la actual temporada de Game of Thrones? ¿Y cómo la consiguieron? Lo más probable es que la respuesta sea casi unánime, y eso no haría más que confirmar las estimaciones de la firma Big Champagne: la segunda temporada de la popular serie de HBO ya está siendo una de las más pirateadas del año, desde que se estrenó apenas en abril pasado. De hecho, las descargas ya llegarían a 25 millones en total.
Y la culpa de todo la tendrían sus mismos dueños, HBO.
El análisis de Forbes indica que Game of Thrones es una producción particularmente atractiva para jóvenes de género masculino y cercanos a la tecnología, algo que haría más sencillo aún que los capítulos sean descargados muchas veces desde Pirate Bay y sus sucedáneos. Pero esa no está ni cerca de ser la principal causa de la popularidad de la serie en los trackers públicos y privados, sino al contrario: HBO no hace más fáciles las cosas para que la gente pueda ver Game of Thrones.
John Robinson de Big Champagne dice que esto es simplemente “la respuesta a que la serie no esté disponible en ninguna otra parte”. Y es que, al menos en Estados Unidos, no se puede ver ni en Netflix, Hulu, o el servicio que quieran, sino que solo a través del sitio de HBO Go y eso necesita obligatoriamente de una suscripción a televisión por cable.
Al final, parece ser que el intento de exclusividad de HBO para con su creación está siendo un disparo en su propio pie. Porque la serie tiene mucho potencial entre cierto rango de público, pero las trabas para conseguirla de forma legal son tantas, que al final la mayoría opta por lo más sano: las descarga vía Torrents. Luego, a la hora que salga la edición en DVD o Blu-ray de la temporada completa seguramente muchos la van a comprar de igual forma, pero igualmente cierto daño ya está hecho a HBO. Y ellos mismos podrían tratar de evitarlo quitando algunas restricciones.
El mismo Robinson cierra con una frase decidora: “Crear este tipo de escasez es un juego peligroso”. Yo al menos no podría estar más de acuerdo, y si extrapolamos la situación de Game of Thrones a un montón de otros productos similares que simplemente no se distribuyen como corresponde fuera de su país de origen (prácticamente una gran mayoría de las producciones de televisión estadounidenses), entonces las aristas de la situación son aún mayores.