Hace un año atrás, un bebé estadounidense de seis semanas de edad llamado Kaiba Gionfriddo repentinamente dejó de respirar cuando se encontraba en un restaurante con sus padres. Al llevarlo a un hospital, se enteraron que era debido a que tenía un defecto de nacimiento no detectado previamente que colapsó su tubo bronquial izquierdo.
Ante la emergencia, los médicos que atendían al bebé decidieron probar con implantarle una tráquea que despejara la vía respiratoria elaborada mediante una impresora en 3D, donde incluso debieron pedirle un permiso especial a la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) debido a lo innovador del tratamiento.
Esta es la primera vez que un dispositivo impreso en 3D se implanta en un paciente para ayudar a la reconstrucción de sus tejidos, donde además el tubo de Kaiba Gionfriddo es biocompatible –está elaborado con el mismo material que se usa para suturar– lo que significa que tras unos cuantos años dentro del cuerpo el tubo se disolverá sin problemas.
“Ahora es un niño bastante sano“, afirmó el doctor Glenn Green, uno de los pediatras coautores del estudio que se publicó recientemente en The New England Journal of Medicine. El bebé ya lleva un año sin ninguna crisis respiratoria.
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