Personalmente, soy un usuario bastante intensivo de Skype, pero la historia detrás del servicio probablemente hubiese hecho que lo usara todavía más si los planes iniciales de sus creadores se hubiesen llevado a la realidad. Claro, porque Skype pudo haber sido una red de puntos Wi-Fi compartidos — como los que ofrece Fon — sobre los que se ofrecería servicios complementarios.
Así lo contó Jaan Tallinn, parte del equipo de ingeniería que desarrolló y lanzó Skype en una nueva sesión de esa ronda de preguntas abierta a los usuarios de reedit llamada AMA (o Ask Me Anything).
Entre esos servicios complementarios, Skype quería ofrecer llamados gratuitos — en cierto modo, lo hicieron igual — y televisión, todo para competir con las grandes proveedoras de telecomunicaciones del mercado. Lamentablemente no pudieron llevar adelante este proceso porque existía un gran problema respecto a derechos de autor y las sendas batallas legales que las empresas creadoras de contenidos hacían en esa época para acabar con la piratería a través de servicios P2P.
Tallinn sabe bastante de esa lucha, pues también fue parte del equipo que creó KaZaA, uno de los principales objetivos de los abogados que defendían a los estudios en esa época.
Súmenle a eso los problemas que existían en la época para encontrar un buen proveedor de servicios VoIP, por lo que tuvieron que poner todos sus esfuerzos en crear el soporte necesario con tecnología propia para realizar esta parte del emprendimiento que, a la larga, terminó siendo el foco de la empresa.
Skype en primera instancia se llamaría Skyper, pero tuvieron que cambiarle el nombre debido a que el dominio skyper.net estaba tomado, quedándose con lo menos malo y dejando de lado la “r” final. Así nació el servicio que todos conocemos y que — a la larga — sería comprado por Microsoft.
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