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jueves, 29 de septiembre de 2016

Cómo aprovechar viejos discos duros para unidades externas


Si llevas un tiempo en esto de la informática; te gusta trastear montándote tus propios equipos; has ido actualizando tus unidades de almacenamiento por otras de mayor capacidad y rendimiento o en los últimos tiempos has apostado por el recomendable reemplazo que supone las nuevas SSD, es probable que tengas en casa o en la oficina una pila de discos duros acumulando polvo.

Aunque la industria ofrece una gran oferta de soluciones de almacenamiento externo, incluyendo formatos pendrive o los basados en tarjetas de memoria SD, utilizar nuestros viejos discos duros para ello es una manera sencilla y económica de aprovecharlos.

How-to Geek ha publicado un artículo que te recomendamos, porque repasa todos los aspectos a tener en cuenta para hacer una reconversión que básicamente pasa por la compra de un adaptador que convierta las unidades internas en externas. Los repasamos a modo de resumen.
Tamaño e Interfaz de los discos duros
Dando por hecho que el estado de los discos duros es bueno porque funcionaban correctamente cuando fueron desmontados, la primera consideración es conocer el tamaño (factor de forma) y la interfaz de los discos duros que tenemos.

Lo más normal es que tengamos discos duros con tamaño estándar de 3,5 y 2,5 pulgadas. Los primeros son usados generalmente en PCs de sobremesa mientras que los de 2,5 pulgadas son usuales de ordenadores portátiles.

En ambos casos podemos aprovecharlos para crear unidades externas aunque en los destinados a portátiles tendremos que asegurarnos de su grosor para comprar el adaptador, teniendo en cuenta que podremos encontrar de 12,5, 9 y 7 mm. Estos últimos serán los más adecuados si queremos utilizar la unidad externa en movilidad por su menor tamaño y peso, mientras que los primeros seguramente nos ofrecerán una mayor capacidad de almacenamiento.

En cuanto a la interfaz (conexiones internas a la placa base), podremos encontrarnos con los más antiguos PATA (también conocidos como IDE) que dominaron el mercado desde los 80 hasta comienzos de siglo, o los más modernos SATA que fueron introducidos a partir de 2003. Si tenemos que elegir obviamente lo haríamos por los SATA que nos ofrecerán un mayor rendimiento.
Interfaz Externa
A la hora de comprar el adaptador también debemos tener en cuenta la interfaz que vamos a usar para su conexión. sea USB, FireWire, eSATA e incluso Thunderbolt.

eSATA es muy, muy rápida porque conecta directamente a la interfaz SATA del equipo. El problema es que no está disponible en muchos ordenadores. Lo mismo podemos decir de Thunderbolt, además que hay poc oferta. En el caso de FireWire, seguramente será la opción si vamos a utilizar nuestra unidad externa preferentemente con equipos Apple.

La elección natural para la mayor parte de usuarios será optar por el puerto USB que ofrece la mayor compatibilidad de todos los formatos y un rendimiento razonable si utilizamos versiones a partir de USB 3.0. También las encontraremos con salida USB 2.0, aún más compatible pero bastante más lenta.

En cuanto al conector, podremos encontrar adaptadores con el tamaño estándar, micro o una combinación de ambos.

Oferta de adaptadores
La oferta es muy amplia y con precios para todos los presupuestos, porque hay soluciones por debajo de los 10 euros.

Lo más simple de todo es un solo cable que conecte la interfaz (y alimentación) de un disco duro a un puerto externo de un sobremesa o portátil. Es un poco “chapuza” a la hora de transportarlo por lo que solo lo utilizaríamos en un escritorio.
Lo siguiente que podemos utilizar es una base de conexión (dock) en los que pincharíamos los discos duros. Generalmente ofrecen varias bahías para discos de 2,5 o 3,5 pulgadas. Su instalación es sencillísima y sin necesidad de herramientas. También está enfocado a uso en un escritorio fijo, aunque como el anterior se puede transportar.
El tercer formato a emplear sería un chasis cerrado en el que introduciríamos nuestro disco duro. Simplemente es cuestión de retirar unos tornillos porque la circuitería ya está incluida en su interior. Hay oferta para discos de 3,5 pulgadas y también para los de 2,5 pulgadas, que son la mejor solución si queremos usarlo como disco duro portátil que vayamos a mover fuera del escritorio.
Como habrás visto, varias soluciones para aprovechar esos viejos discos duros que tenemos abandonados por casa y a los que podremos darle muchas utilidades. Como simple unidad de almacenamiento de archivos externo; para copias de seguridad del PC; para uso con consolas o smartphones, o en soluciones más avanzadas para NAS, como medio para instalación de sistemas o utilidades o como media center para contenido multimedia.

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