Una investigación realizada por académicos de la Universidad de Durham y de la Universidad de Lancaster sugiere que las ecografías donde se detecte al nonato bostezando al interior del útero podría ayudar a los doctores a monitorear el estado de salud del feto.
La idea proviene tras analizar en el estudio a una serie de imágenes tomadas a varios fetos en distintas etapas de su desarrollo, las que mostrarían que los bebés saludables bostezan menos mientras se aproxima la fecha de su parto (se puede diferenciar el bostezo de otro tipo de gestos porque la boca la abren mas rápido que cuando la cierran).
A las 24 semanas (6 meses) de gestación un feto bosteza casi dos veces cada 10 minutos, sin embargo, dejan de hacerlo cuando ya alcanzan las 36 semanas (9 meses). ”Los fetos no bostezan porque tienen sueño o por imitación como nosotros, sino que lo hacen porque la frecuencia de los bostezos estaría relacionada con la madurez del cerebro (y el sistema nervioso central) en etapas tempranas de gestación“, aseguró uno de los académicos que realizó el estudio.
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