Una década tras las rejas deberá pasar Hamad al-Naqi, un musulmán chií de 22 años desde cuya cuenta de Twitter se publicaron una serie de mensajes que a juicio de un tribunal kuwaití ponían peligro la seguridad nacional al insultar al profeta Mahoma y a los gobernantes musulmanes suníes de Arabia Saudita y Bahréin.
al-Naqi que fue arrestado hace unos tres meses y desde entonces ha vivido tras las rejas, se declaró inocente durante el juicio, explicando que él no había publicado los mensajes y que su cuenta en la red social había sido “hackeada”.
Sin embargo, el juez que llevó el caso no se convenció de la inocencia del tuitero, así que le otorgó la máxima pena que podría haber recibido por este “delito”, tal como explicó su abogado, Khaled al-Shatti, que además dejó claro que no se quedarán de brazos cruzados:
“Tenemos la intención de impugnar la sentencia contra mi cliente, Hamad al-Naqi, en la corte de apelaciones y estamos muy optimistas de que el Tribunal Superior anulará la sentencia”, dijo el abogado del tuitero.
Ojalá el abogado logre apelar la sentencia, porque si bien una década se dice pronto, pasarla tras las rejas debe ser una eternidad…
Ahora bien, más allá de si el tuitero insultó o no a Mahoma y si eso es o no es un delito, es decir, dejando de lado las consideraciones sobre la libertad de expresión, la twit-censura y todo el rollo que en otras ocasiones he compartido por aquí, vale ponerse por un momento en el lugar de este chico y pensar: ¿Qué pasa si realmente su cuenta fue ‘hackeada’ y él no escribió esos mensajes?
En ese caso el panorama me parece mucho más complicado, porque ya no es que el va a la cárcel por sus opiniones (lo cual repudio con todas mis fuerzas porque sería un claro caso contra la libertad de expresión), sino por una posible falla de seguridad en Twitter… Y es que este no es el único caso de tweets que podrían llevar a la cárcel: ¿Recuerdas a los mexicanos señalados de “TwitterTerrorismo”? ¿Y al español que fue detenido por amenazar a un periodista deportivo en Twitter?
Y es que al leer estas historias uno se pone a pensar: ¿Qué pasa si no eran ellos los que escribían los mensajes y sus cuentas habían sido vulneradas? Es el complejo tema sobre las amenazas a la identidad digital… Creo que tarde o temprano vamos a necesitar un CSI 2.0 para que nos resuelva estos casos.
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